Warhammer

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Clasificación y Resultados

viernes, 17 de mayo de 2019

Torneo Warhammer 2. Introducción

Una sombra se extendió de impreviso y cubrió casi toda la tierra. No era una sombra palpable, ni siquiera podía verse, pero cada ser vivo podía notarla y sentir sus efectos. Aquella sombra arrastraba consigo algo cruel y malvado que embargó a cada ser que recibió su abrazo. Al principio no parecía influir en nada, apenas una pesadumbrez en la mente del afligido, pero poco a poco, como un parásito, la sombra tomaba el control y obligaba a su huésped a cometer actos de terrible maldad y rabia, disputas y asesinatos sangrientos entre congéneres y familiares, al poco, cada núcleo de población se convirtió en una bacanal de caos y sangre. Enanos, elfos y hombres lagarto se percataron rápido de lo que ocurría y pudieron preparase con defensas mágicas, e incluso, algún hechicero humano supo cómo evitar el mal mayor, pero solo eran núcleos dispersos, la mayoría de la población se vio afectada y, con ello, todas las razas oscuras fueron atraídas y se aprovecharon de aquel mal. La tierra entera se veía, influida sin saberlo, abocada a la guerra.

martes, 7 de julio de 2015

Encuentros y clasificación

Raza___________PJ___PG___PE___PP____Pts____PV
Hombres Lagarto___1____1____0____0____1070____8
Caos____________1____0____1____0____1057____5
Elfos Oscuros._____1____0____1____0____899_____5
Enanos__________1____0____1____0____773_____5
Elfos silvanos._____1____0____1____0____702_____5
Condes Vampiro.___1____0____0____1.____473_____2
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Elfos Silvanos 702 (5) - 773 (5) Enanos
Elfos Oscuros 899 (5) - 1057 (5) Caos
Condes Vampiro 473 (2) - 1070 (8) Hombres Lagarto
Elfos Oscuros - Elfos Silvanos
Enanos - Condes Vampiro
Hombres Lagarto - Caos
Caos - Enanos
Hombres Lagarto - Elfos Oscuros
Elfos Silvanos - Condes Vampiro
Enanos - Hombres Lagarto
Condes Vampiro - Elfos Oscuros
Caos - Elfos Silvanos

lunes, 6 de julio de 2015

Liga Warhammer. Elfos Silvanos vs Enanos

Primera partida de la liga, a 1500 ptos.
El despliegue fué así.
Por su parte, hizo un flanco izquierdo débil, donde colocó su caballería ligera y una unidad de forestales, avanzada en la colina. Su centro lo ocupaban la guardia del bosque con su Aeda mágico, una de exploradores, también avanzados y las guardia eterna con su noble general. Mas hacia su flanco derecho, pegados al bosque, las driades y los jinetes de Kurnous, ademas de, escondidas, la otra de forestales y exploradores.
Con mis enanos intenté ocupar todo el espacio posible para que ella tubiera menos espacio para moverme y acosarme. En el flanco derecho puse el cañón organo y, para protegerlo, la unidad pequeña de guerreros del clan y el matadragones. Hice un centro resistente con la unidad grande de guerrero, los barbaslargas con portaestandarte de batalla y los rompehierros con señor del clan como general. Y mas al flanco izquierdo los ballesteros y el cañón y para defenderlos la unidad de matagigantes.
Turno 1 Enanos
La partida la empecé yo. Avancé todo lo que pude mi centro y mi flanco derecho, para ocupar la colina y el terreno entre esta y la ruina, también con el cañón organo porque no alcanzaba. Y unicamente recoloqué un poco a los matagigantes. En la fase de disparo solamente maté un par de Kurnous, uno con los ballesteros y otro con el cañón. Poco a destacar, ya que superaron el chequeo de pánico.
Turno 1 Silvanos
Avanzaron casi todas las unidades para tomar posiciones de disparo, menos la guardia eterna y la del bosque. La fase de magia paso sin que ocurriera nada. Cabe destacar que su Aeda mágico no realizó ni un solo hechizo en toda la partida. ¡La resistencia de los enanos a la magia es legendaria! Disparando, me mató dos barbaslargas e hizo una herida al cañón con los forestales. Demás de matarme un miembro de la dotación del cañón organo.
Turno 2 Enanos
Seguí avanzando con toda mi infanteria para no dejar que me acribillase impunemente y los matagigantes salieron del escondrijo de las ruinas para empezar a insultar a las dríades. En la fase de disparo acribillé a los arqueros a caballo con el cañón organo, dejándole solo uno vivo y en el otro flanco maté otros dos Kurnous que se encaminaban maliciosamente a mis ballesteros. Los dos superaron chequeo de pánico.
Turno 2 Silvanos
Aquí es cuando empezó la gracia de "puedes mirar pero no tocar" Tanto los exploradores, como los forestales y arqueros a caballo empezaron a retroceder mientras seguían disparando a los pobres paticortos enanos. Esto fue haciendolo toooodo el resto de la partida. En la fase de disparo ya empezó a hacerme mas daño. Mató a los dos restantes miembros de la dotación del cañón organo, eliminandolo y eliminó a un matagigantes, enfureciendolos aun mas. El kurnous superviviente cargó como un valiente a los ballesteros, pero con unas pesimas tiradas se lo pensó mejor y huyó, también, valienteemente.
Turno 3 Enanos
Poco a destacar, seguí avanzando para perseguir a los forestales y exloradores e interpuse a los matagigantes en el camino de las dríades. En la fase de disparo mate dos exploradores del flanco izquierdo y dispare a las dríades con el cañón hiriendo a dos. Este es el resultado de sus salvaciones:
En la fase de combate, logré cargar con los rompehierros a la unidad de guardia eterna, que había avanzado un poco. Gané el combate matando a dos y sufriendo una baja, pero ellos al ser tozudos se quedaron.
Turno 3 Silvanos
Siguió esoncdiendo a los forestales que mataron a tres guerreros con sus disparos letales. Un guerrero mas cayó de la unidad grande por los disparos de los exploradores. Además de matar a otro miembro de la dotación del cañón, esto empezaba ya a peligrar. Las dríades pudieron cargar a los matagigantes y estos se portaron como verdaderos matadores, aguantando y ganando el combate por uno. Por otro lado el combate de los rompehierros y la guardia eterna, decidió retar a mi general con su noble... el pobre rubio no tubo nada que hacer y la unidad huyó desmoralizada.
Turno 4 Enanos
Finalmente los barbaslargas cargaron a la guardia del bosque, donde el Aeda previamente había huido al bosque y los rompehierros persiguieron a la guardia eterna hasta que casi casi salió del tablero. Las demas unidades se recolocaron para intentar pillar alguna de las unidades de hostigadores o al arquero a caballo suelto. En la fase de disparo dejé a los exploradores con dos solamente, pero no huyeron. Y en la fase de combate aniquilé a la unidad de guardia del bosque, quedandome mas de la mitad de soldados, despues los giré para cerrar las huidas del mago y del arquero a caballo. Los matagigantes siguieron aguantando un turno mas, aunque hubo una carniceria considerable, solo me quedaron dos vivos.
Turno 4 Silvanos
Logró reagrupar al jinete de kurnous, que lo hizo esconderse como una rata en el bosque de la esquina, racaneandome los puntos de la unidad. Ademas también reagrupó a la guardia eterna. En su flanco izquierdo siguió escondiendo a sus unidades para que no las pillase. Con los disparos siguió diezmando mi unidad pequeña de guerreros y me rebajó la unidad de barbaslargas a la mitad, cachis...Ademas mató algunos ballesteros mas a tiros. Como curiosidad, el Aeda, que ya estaba haciendo poco, sufrió una disfunción mágica que le privó de lanzar mas hechizos...y aun gracias. En combate, me siguió sobeviviendo un matagigantes, todo un heroe.
Últimos dos turnos
Como fueron rápidos los haré del tirón.
Logré hacer huir a una unidad de exploradores con los ballesteros, que acabaron a la mitad de efectivos. Sus guardias eternos huyeron del campo de batalla y finalmente mi matagigantes acabó muriendo, aunque logró el objetivo, almenos a medias, solo sobrevivieron 3 driades. Por el otro flanco no pasó nada mas, ella fue retirando las unidades poco a poco para que no las alcanzase, pero no pudo matar lo suficiente como para tenerlo en cuenta
Resultado final:
Elfos Silvanos: 702
Enanos: 773
Por lo que al final es un empate, 5 puntos para cada uno.

lunes, 22 de junio de 2015

Torneo Warhammer. Epílogo

Perlas de sangre carmesí caían de su espada empapada sobre el suelo empedrado, goteando en cada escalón que Stephan ascendía.
Lo que desde fuera parecía la entrada a un templo, su interior daba paso a una estrecha escalera en penumbra, tallada en la piedra de la montaña, que ascendía hasta la cima.
Tras la batalla, su bestia interna se había aplacado y volvía a sentirse tranquilo después de mucho tiempo de vivir inmerso en una ansiedad permanente. No sabia si era porque por fin había saciado su sed de sangre o era por la voz que volvía a escuchar, ahora mas fuerte que antes, insistiendo al llamarle con voz melosa y leves risitas cantarinas para que acudiera a ella. Quizá aquel era su lugar y la dueña de esa voz, lo que había deseado todo aquel tiempo, y lo único que podía terminar con su enfermiza furia.
Lo necesitaba...
Como si fuera un simple instante, embelesado por la voz, Stephan ascendió durante minutos la larga escalera, con la mirada fija en un punto de luz azulada que provenía de lo mas alto y se hacia cada vez mas grande, hasta vislumbrarse como la entrada a una habitación, iluminada solamente por dos antorchas que emitían esa luz fría, y cuyo única decoración era una caja dorada y negra que descansaba sobre un estrecho pedestal.
Aquel era su meta...
Turbado por encontrarse frente algo que no esperaba, Stephan dejo caer la espada al suelo y se acerco al centro de la habitación. La voz seguía susurrándole, contenta, risueña, porque hubiera llegado hasta allí, pidiéndole que abriera la caja de metal para poder ayudarle.
Tan cerca...
El vampiro extendió los brazos lentamente, acercándolos a la caja, escuchando a la voz al tiempo que se preguntaba que seria lo que guardaría en su interior para el. No reconocía los dibujos grabados en ella, ni la escritura dorada, parecía algo muy antiguo y olvidado durante siglos y, sin embargo, en un estado de conservación perfecto.
Casi ha terminado...
Asió la caja con delicadeza, alzándola del pedestal con ambas manos, acercándola para verla con curiosidad. Con el pulgar giró con suavidad el enganche que mantenía la tapa cerrada, que cedió sin ningún esfuerzo. Sintiendo los nervios tensos se dispuso a levantar la tapa, acercando incluso la cara por la expectación del premio. Tantos años por algo tan pequeño...
Vamos...
Finalmente se decidió a abrir la tapa, presionando lentamente.
-¡Si!
En el momento en que un leve resquicio apareció en la caja, Stephan sintió como si hubiera estallado, abriendonse de golpe. Un impacto de luz y energía le golpe directamente en su mente, atravesando sus ojos como fuego, para grabarle, en un simple instante, la imagen extrañamente familiar, de una calavera que reía de forma tenebrosa y cuyas cuencas vacías, ardían con llamas azules.
Stephan cayó de rodillas, aullando por el dolor que le recorría el cuerpo entero y le agarrotaba las extremidades, impidiendo que soltase la caja, pudiera apartarse de ella o, simplemente, coger la espada que yacía a su lado para atravesarse con ella, pero incluso eso estaba demasiado lejos de él.
Sentía las sacudidas de dolor introduciéndose por su boca y sus ojos, como si lo absorbiera de la propia caja, como si fuera un gas que inhalase y se colara por sus orificios faciales sin que pudiera hacer nada para poder evitarlo, y que terminase directamente en su mente, golpeándola con insistencia.
Finalmente, tras lo que parecieron horas, Stephan dejó de gritar, cerró los ojos, la caja resbaló inofensivamente de sus dedos y su cuerpo fue inclinándose poco a poco hacia delante, hasta apoyarse con las manos en el suelo, manteniéndose en precario equilibrio. Poco a poco fue incorporándose, con dificultad, hasta ponerse en pie, en él no había rastro alguno del sufrimiento que había estado soportando instantes antes. Al abrir los ojos, sus pupilas se había dilatado hasta cubrirlos por entero, y convertirlos en dos profundos pozos de oscuridad. Abrió la boca y se escuchó una frase que no había pronunciado, con unos labios que no eran los suyos y con una voz que no era de hombre, ni de mujer, era como si la propia muerte hablara.
- Por fin, después de tanto tiempo soy libre. Ahora la toda la humanidad sufrirá por mi destierro y sentirán la desesperación al escuchar mi nombre. Nagash, el señor de los nigromantes. Esclavizaré toda forma de vida y tu, Stephan, serás mi herramienta de destrucción.
Una carcajada resonó por toda la isla y, aquellos que pudieron escucharla sintieron un presentimiento de muerte y desolación.

viernes, 12 de junio de 2015

Torneo Warhammer. Día 7

Cuando la salida del tunel subterraneo se abrió ante el, los suaves rayos de la luna acariciaron su palida piel y el aire fresco de la noche despejaba momentaneamente su cabeza. El pasadizo que escondía la cueva era mas largo de lo que supuso en un primer momento, tanto que incluso dejo de escuchar los sonidos de la batalla con los enanos, y tansolo podía sentir la tremenda presión en la cabeza, compuesta por la fuerza que ejercía su bestia interna, un molesto pitido que se intensificaba desde que pisó la maldita isla y un leve susurro enterrado entre tanto nerviosismo y agobio, el cual parecia pronunciar su nombre.
La presión se suavizó cuando salió al claro que conformaba el pequeño valle, escondido entre los dos picos mas altos de la isla, un tapiz verde rodeado de piedras escarpadas que terminaba con un bosque denso a un lado, y a otro, con la entrada a otra montaña que mas parecia la puerta de un templo que una cueva. Marmol tallado donde terminaba la roca y se abria a una pequeña puerta cuyos marcos eran de elaborada arquitectura, con glifos e imagenes de lo que parecían ser hombres, medio enterradas entre el musgo. Dos columnas sostenian un pequeño techo, tambien de marmol, que se elevaba frente el primero de los escalones que ascendian tras la puerta. Sin duda alguna había llegado al final de su camino, su intuición y la bestia, que intentaba tirar de el freneticamente, se lo decían.
-Stephan...
Esta vez el susurro fue perfectamente perceptible, pero no supo identificar de donde venia, se encontraba solo, a excepción de su guardia personal, silenciosos tumularios.
-Stephan... Stephan...
La voz era suave, de mujer, le llamaba, con tono tranquilo, pero le apremiaba a acudir a su lado. Sin embargo no le transmitia nerviosismo, aquella sensación que le había estado acompañando tanto tiempo se apaciguaba, la bestia callaba...
-Stephan....
Casi parecia lastimera, preocupada porque el vampiro no fuera con ella. Sin darse cuenta se encontraba ya frente la puerta del templo, iba a dar el primer paso para ascender por la escalera y el silencio se habia instalado en el valle y en su interior.
-Stephan...Stephan...
-¡STEPHAN!
El grito, exaltado y ensordecedor le hizo cerrar los ojos de golpe. Sus colmillos emergieron dolorosamente de golpe y se volvió para clavar sus ojos inyectados en furia sangrienta hacia lo que había sido advertido. Intrusos emergían en masa del bosque que ascendia desde la ladera, miseras formas de vida que morirían descuartizadas y rebentadas en trozos ante su ira. Sobretodo su lider, que empuñaba un arma que brillaba como la luz del sol, tan potente que hería su mirada. Se la arrancaria junto con su brazo y se la haría tragar hasta la empuñadura.
El vampiro se lanzo salvajemente hacia la carniceria, apenas sin esperar a que sus ejercito terminara de salir de la cueva.

domingo, 3 de mayo de 2015

Torneo Warhammer. Día 6

Falkreath obsevaba la batalla atónito. El asalto había sido un rotundo fracaso, mirara donde mirara su plan se venía abajo, por un lado, la caballería se estampaba infructuosamente contra el muro de guerreros saurios una y otra vez, los proyectiles rebotaban en durísimas escamas, produciendo exiguas bajas, más en eslizones, que apenas interesaban al capitán del arca, ya que no valían mucho oro como esclavos, y que apenas se notaban en la batalla. Además aquella bestia cornuda pisoteaba y arrollaba a sus arqueros como si fueran juguetes, llevándose por delante todo su plan, haciendo que más pareciera una horda de patéticos roblones, que una incursión de corsarios elfos.
Apretó la mandíbula, rechinando los dientes de pura rabia, demasiadas bajas para tan poco premio. Levantó su ballesta y disparó un último virote, que atravesó la cabeza de un jinete de gélido, antes de tirar de las riendas de su caballo para dar media vuelta y volver hacia su arca atracada cerca de la orilla. Solamente esperaba encontrar algún solitario barco comercial, de camino a Naggaroth, cuyo botín pudiera aplacar la rabia de su señor.
.........
Teko-teko ordenó que acelerara la marcha al contingente que él comandaba, para atravesar la espesura lo más rápidamente posible. Sus exploradores eslizones le informaban de la presencia de ejercitos en la zona y aquello no podía significar otra cosa, alguien mas conocía la existencia del artefacto de los ancestrales y pretendían apoderarse de él. Después del encuentro con los piratas elfos nada más llegar a la isla, aquello significaba más contratiempos y dificultades para llevar a cabo la misión. Al chamán le costaba entender el interés tan grande que había creado el artefacto, tantas razas intentando hacerse con él no podía ser casualidad, sería demasiada de golpe.
¿Y si aquel objeto ancestral era algo más de lo que el maestro Slann le había informado?
Ordenó a los eslizones que empezaran a hostigar a los intrusos, era vital llegar a la montaña antes que nadie, el artefacto no podía caer en manos ajenas. El tiempo se acababa.
.........
-¡Que nadie se retire ni un sólo paso. Al que huya será juzgado por deserción!-aulló Marcus a sus tropas, para remarcar su orden desenvainó su espada para que todos los soldados vieran sus brillo- ¡Y por Sigmar que yo mismo le ejecutaré!
Sus hombres empezaban a temer adentrarse demasiado en el bosque, decían que demonios azules los esperaban para hacerlos caer en trampas, ya habían caído varios exploradores, desaparecidos o envenenados por diminutos proyectiles. Pero estaban tan cerca de lo montaña, tan cerca del núcleo del mal que invadía la isla... odiaba ver esa cobardía en sus hombres, como si no recordarán a que habían venido, ni que en toda guerra morían soldados, ya fueran atravesados por un agudo acero, o asesinados por un enemigo escondido entre matorrales. Sabía que estaba ya cerca de su objetivo... no dejaría que ningún demonio, fuera rojo, azul, tuviera las orejas picudas o no, se interpusiera en su camino. Rugió y, aún con la espada alzada cargó al enemigo invisible.

sábado, 18 de abril de 2015

Torneo Warhammer. Día 5

Los enanos avanzaban por el bosque con precaución, tras vencer a los orcos, se habían adentrado en la espesura de la isla y, ahora, los exploradores habían informado a Henrik de que habían avistado un reguero de cadáveres skaven, esparcidos hasta llegar a la entrada de la cueva donde se dirigían. Aquello no presagiaba nada bueno, siempre que los hombres rata se inmiscuían nunca indicaba nada bueno.
-¡Atentos soldados, en formación!- rugió el señor enano, para que su poderosa voz se hiciera escuchar por todos los enanos.- entraremos en esa cueva y echaremos de ahí lo que sea que se esconda.
Esperaba contar con las fuerzas suficientes para otra batalla, cuando salieron de su karaz no esperaba encontrar tanta hostilidad en la isla ni tardar tanto en llegar a su objetivo, a cada momento que pasaba le gustaba menos aquella misión.
..............
-Mi señor, enanos infieles avanzan hacia la cueva-informaba el necrofago, inclinándose todo lo posible, hablando con un tono servicial y sometido- pero parece que aun no se han percatado de nuestra presencia...-añadió como aclaración final, esperando que con aquello bastara para que el vampiro controlase su furia.
Reaccionó como la criatura imaginaba, Stephan se volvió, como una centella, mostrando sus colmillos en un gesto amenazante. En esos momentos detestaba toda compañía y cualquier interrupción a sus pensamientos de rencor y malestar le irritaba profundamente.
-Son enanos, siempre se huelen algo los malditos.- gruño entre dientes, a modo de recriminación.- ¡Dioses!¿No van a dejarme ni un momento de paz? El necrófago se encogió aún mas, esperando ordenes y deseando no acabar descuartizado, no sería el primero en acabar así durante el viaje.
-¡Vamos, inútil, tomad posiciones! Acabad con cualquiera que se atreva a poner un pie, que no quede nadie con vida. Si tengo que intervenir os mataré a todos. No me molestéis mas.
El vampiro le dio la espalda sin esperar respuesta y, a paso acelerado, fue adentrándose en la cueva, seguido de su capa ondeando tras de si. Aun así, tubo tiempo de dedicarle una mirada asesina a a nigromante, el cual solo reaccionó con un asentimiento de cabeza. El deseo de Stephan era unicamente acabar con esa sensación de perpetuo desasosiego.